“Lo duro, lo más duro, es envidiar cada lunes los dolores de los que juegan el domingo”
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Me leí este libro en el que José Antonio Martín Otín Petón repasa las cuatro vidas de un veterano portero del Atlético de Madrid en los sesenta, setenta, Miguel San Román un viernes por la noche. Al día siguiente había quedado con él en el Bo Finn, un irlandés en Madrid, donde desayuna cada mañana. Un lugar donde se reúnen los aficionados ingleses para ver rugby y tiene las paredes llenas de libros y todas las camareras llaman cariñosamente ‘abuelo’ a San Román. Y es que es difícil no querer al Pechuga, así le bautizó otro histórico de aquel Atlético en blanco y negro, Jorge Griffa, así le llaman todos. De carácter alegre y socarrón, San Román es de esas personas que saben conversar y que han vivido una vida tan azarosa y movida que valdría para una película y nueve libros. O uno que lo contenga todo, como éste de Petón.